jueves, 2 de agosto de 2012

Bio Hardware

Se me ocurrió una idea buenísima para una historia de ciencia ficción. La neurociencia y el poder computacional avanza lo suficiente para poder comprender el funcionamiento del cerebro hasta su más mínimo detalle, volviendose capaz de saber que caminos neuronales se deben activar para que el cuerpo haga cada actividad. Sin embargo, el hardware para reproducir un humano está aun lejos, y pese a que existen androides, reproducir un cerebro como tal no ha sido aun posible debido a complejas interacciones cuánticas que ocurren entre las dendritas (chan!). Por lo tanto surge la idea de tener bio hardware: correr software sobre cerebros reales, que conectados eléctricamente a un procesador reciben ordenes para actuar. La clonación sigue siendo éticamente reprobable, con lo cual el sistema se usa sobre personas reales. El software para bio hardware es un éxito comercial, porque permite diseñar programas de trabajo que hacen al empleado más eficiente en cierto tipo de actividades, como por ejemplo atención al cliente. Inicialmente se rechaza, pero aquellos que aceptan su uso son más valorados por los empleadores, por lo que en poco tiempo se transfoma en un requisito para conseguir un trabajo bien pago. El uso del sistema traslada al usuario a un estado similar a un sueño, donde, pese a ser consciente de estar actuando, al retomar el uso de sus facultades, el tiempo parece haber transcurrido más rápido. Luego aparecen sistemas de asistencia, donde el software actua cuando el usuario comienza a hacer cierta actividad física, desde cocinar, actividades atléticas, manejar, etc., por lo que se vuelve un producto atractivo para el consumidor final.

Es aquí que nuestro heroe Brian Brain...

El único tema es esto de la conexión con el cerebro, que debería ser barata y segura, Y claro que seguro habría que considerar la variedad de cerebros existentes, que deben ser mucho más variados que por ejemplo programar para browsers distintos.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Una zanja cada vez más honda

El domingo puse la rosada. Una semana antes no lo iba a hacer, había leído y escuchado los argumentos sobre el impacto en el orden jurídico y el estado de derecho y eso me bastó. Luego de discutirlo y argumentar fervientemente en contra de la anulación en casa de mis padres, me imagine diciéndole a mi madre y a mi prima que no la había votado por el orden jurídico. Sentí vergüenza y la incomodidad de no estar realmente pensando, o sintiendo las cosas. Pero realmente empecé a pensar el tema al final del domingo, y lentamente se me fueron ocurriendo otras cosas, como que la ley hoy por hoy no ayuda a nadie, que es solo un recordatorio de un período oscuro, y una llaga abierta para varios, que no logran comprender como algo así puede ser legal en su país. Fue un voto emotivo, en realidad estoy de acuerdo con todos los argumentos jurídicos...

Pero lo peor fue el Facebook, nuevamente. Admitámoslo, Facebook tampoco debe ser una muestra significativa de nada, y este post más pesimista que lo que debería, pero la bilis y la carne viva que mostró el lunes me dejó muerto. Medio deprimido en la mañana me anoté en un grupo, "yo tampoco puedo creer que no se haya anulado", o algo así, que dos días después llega casi a 38 mil miembros. El grupo era una especie de espacio para compartir dolor, y altas dosis de bronca, indignación y odio hacia el otro 52% que no votó la ley. El otro 52% no solidario, indiferente, cornudo, traidor, hipócrita, sin memoria, fascista, egoísta, blanco, colorado. Cuánto nos va a tomar para sacar cada uno de esos adjetivos, y ese dolor, de la cabeza de esa gente. Medio país. 1 de cada 2. Es mucho para tenerle bronca.

Y el otro 48%, el otro medio país, que mira para atrás, que está perdido en el pasado, frentista, que reivindica terroristas y vota a un ladrón y un asesino. Se perdió el norte, se mezcló una ley con un partido, a los votantes de una con los votantes de otra.

Pero no es solo la ley, es la ley, y los partidos, y la bilis, que no se de donde sale, que producen los partidarios.

¿Cómo arreglamos el entuerto? Es medio país del otro lado. ¿Podemos darnos el lujo de ver a medio país como una basura?.

Y sí, parte de la culpa la tienen los propios políticos, arengando y recurriendo a lo que sea para obtener votos. No importa si digo una estupidez que se que es media falsa, siempre que sume. Cuanto más asco de el contrincante, y el que lo vota, más votos me llevo yo. Pero otra parte la tenemos nosotros, de tragarnos toda la basura que nos embuten, de creernos que vemos algo que otros no y por eso somos mejores, cuando eso que vemos nos lo pinta alguien en la cara y solo salimos a repetirlo. Estamos parados en hombros de tarados, y la bilis solo sube, y los tarados son bajitos.

sábado, 16 de mayo de 2009

Menores

Mismo les pegamos, la TV les pega
Poniendo en sus ojos valores que nunca podrán comprar
Que nunca podrán comprar porque nunca tendrán trabajo, educación ni modales
Nosotros los empujamos

Reducir la mayoría
La edad para ser grande
Piden los mayores que estudiaron derecho
Quienes son los insociales, pregunta un imparcial
La pobreza es tan caliente que nos quema de vergüenza

Menores, Fernando Cabrera.

En la mañana recibí una invitación a un grupo de Facebook para bajar la edad de imputabilidad. El tema está muy presente, las encuestas muestran la seguridad como uno de los problemas más importantes percibidos por los uruguayos, y los políticos sacan el tema constantemente. Hay algo que me repugna tanto en todo ésto...

Los argumentos son siempre los mismos, las épocas pasaron, las leyes son de principios de siglo y los menores ya no son tan menores. Si son responsables para tomar un arma son responsables de sus actos.

Pero parece que decir “ahora son más maduros” se hace sin pensar demasiado. ¿De dónde sale está idea? ¿Cuáles son nuestros indicadores de madurez? Hace 40 años se casaban a los 20, tenían 4 hijos a los 30, empezaban a trabajar a los 16, las ideas se transmitían más directamente de padres a hijos. Hoy la edad para casarse parece ser cada vez más tardía, se tienen menos hijos (si se tienen), los universitarios comienzan a trabajar más tarde, y el bombardeo, constante, de mensajes que se recibe mientras se crece es órdenes de magnitud mayor que antes. Sin embargo, creemos que los menores son capaces de procesarlos, analizarlos y luego efectivamente tomar decisiones 'responsables'. Los docentes se quejan de que las generaciones cada vez vienen peor que antes (cosa que siempre nos molestó cuando eramos la generación a la que se hacía referencia...), con menos capacidad crítica y de abstracción. Pero creemos que maduran antes.

¿Es tan fácil manejar la frustración cuando constantemente te dicen que tenés que tener cosas que no podes tener? Es posible que antes, no tener trabajo generará frustración, porque el trabajo era, y sigue siendo, parte de lo que te hace humano. Ahora hemos agregado más cosas a nuestra definición de persona: celular, moda, tele. Los que pueden siguen el ritmo a la industria, dentro de sus posibilidades, lamentándose de no poder comprar ese plasma de 42, pero los que quedan de lado... quedan totalmente de lado. Lo que se necesita para ser hombre hoy es tan alto, que la brecha entre los que no tienen nada y esta definición de hombre es demasiado grande.

Bajar la imputabilidad es bajar la cortina, es ponerse el balde. Es aceptar, por desesperación, que los menores son más maduros que antes, porque es el único argumento. Y es el dejar de buscar realmente soluciones.

En la tele un político toco el tema y uso el argumento de la madurez para bajar la imputabilidad. Mencionó ésto y dijo que, por supuesto, dado que son responsables a esa edad, también deberían poder votar; derechos y obligaciones... Nada más interesante para un político que menores puedan votar... después de todo, para ellos alcanza con una buena cumbia del QKI, un intendente churrero, o un aviso inentendible sobre la Chivitería Marcos para tomar una decisión.